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domingo, 27 de diciembre de 2015

LOS TRES ATRIBUTOS DE DIOS


Atributos de Dios


Un atributo es la mayor cualidad de un ser.

Santa Faustina Kowalska nos revela en su diario estas extraordinarias experiencias y revelaciones acerca de los atributos de Dios.
Durante el Adviento se despertó en mi alma un vivo deseo de Dios. Mi espíritu anhelaba a Dios con toda la fuerza de su ser. En aquel tiempo el Señor me dio mucha luz para que conociera sus atributos.

El primer atributo que el Señor me dio a conocer, fue su Santidad. Esta Santidad es tan grande que delante de Él tiemblan todas las Potencias y todas las Fuerzas. Los espíritus puros
encubren sus rostros y se sumergen en adoración permanente, y la única expresión de su adoración sin límites es Santo… La Santidad de Dios es derramada sobre la Iglesia de Dios y sobre cada alma que vive en ella pero no en grado igual. Hay almas completamente divinizadas, pero hay también almas apenas vivas.

El segundo atributo que el Señor me dio a conocer, fue su Justicia. Su Justicia es tan grande y penetrante que llega hasta el fondo de la esencia de las cosas y delante de Él todo se presenta en desnuda verdad, y nada podría continuar subsistiendo.

El tercer atributo fue el Amor y la Misericordia. Y entendí que el mayor atributo es el Amor y la Misericordia. El une la criatura al Creador. El amor más grande y el abismo de la misericordia los reconozco en la Encarnación del Verbo, en su redención, y de esto entendí que éste es el más grande atributo de Dios.

sábado, 26 de diciembre de 2015

LA HORA DE LA MISERICORDIA

(Las Tres De La Tarde)





El 10 de octubre de 1937, Santa Faustina recibió instrucciones del Señor concerniente a otro elemento principal de la devoción a la Divina Misericordia; esto es, la Hora de Gran Misericordia:  
A las tres de la tarde en punto, implora Mi misericordia, especialmente por los pecadores; y, aunque sea por un breve momento, sumérgete en Mi pasión, particularmente en Mi abandono al momento de la agonía. Esta es la hora de la gran misericordia para todo el mundo. Yo te permitiré entrar en Mi dolor mortal. En esta hora, Yo no rehusaré nada al alma que Me pida algo en virtud de Mi pasión. (Diario, 1320)
"Te recuerdo, hija Mía, que cuántas veces oigas el reloj dando las tres, sumérgete totalmente en Mi misericordia, adorándola y glorificándola; suplica su omnipotencia para el mundo entero y especialmente para los pobres pecadores, ya que en ese momento se abrió de par en par para cada alma. En esa hora puedes obtener todo lo que pides para ti y para los demás. En esa hora se estableció la gracia para el mundo entero: la misericordia triunfó sobre la justicia" (Diario,1572)



martes, 22 de diciembre de 2015

LA MISERICORDIA DE DIOS ES PARA TODOS

(Lucas 15:1-10)




En este relato del evangelio vemos a Jesús rodeado de publicanos y pecadores que se acercaban para oírle, es una muy particular que muy pocas se daba en la sociedad judía. Los publicanos y pecadores no podían acercarse a ningún maestro de la Ley. De ahí que cause preocupación entre los fariseos y escribas este hecho. No pueden ocultar su enojo que llegan a murmurar entre ellos, en actitud de condena el hecho de que esta clase de gente se reúna con Jesús, hasta el punto de comer con ellos. Para los fariseos y escribas los publicanos y pecadores eran personas no instruidas en la Ley y de mala fama, por lo tanto no merecían ninguna atención.

Sin embargo, Jesús quiere enseñarles a esos fariseos y escribas, piadosos de por sí, que la misericordia de Dios es para todos, sin ninguna distinción, no es exclusiva de nadie, sólo de Dios. Él no hace acepción de personas como lo han hecho estos religiosos, celosos de la Ley. Jesús en todo su ministerio público, llama a Dios, Padre, para demostrar que es un Padre bondadoso de todas las criaturas (Mt. 5:45). Por otro lado, con sus palabras y hechos, asegura a todos los que va encontrando en su camino, el perdón de sus pecados, si creen en Él. Es el anuncio más contundente de la presencia de Dios misericordioso que perdona los pecados a cualquier persona que desea hacerlo, libera al ser humano del lastre de la esclavitud del pecado (Lc. 15). Por el contrario en las Escrituras hay una llamada de atención acerca de burlarse del pobre, ya que Jehová será su esperanza (Sal. 14:6). Para lograr tal fin hace referencia a dos parábolas: la oveja perdida y la moneda perdida.

Jesús con estas dos parábolas quiere dar a conocer que la misericordia y la gracia de Dios está al alcance de todos y que Dios ha venido a buscar lo que se había perdido. De ahí que defiende su predicación acerca de la misericordia divina contra los ataques de los "piadosos". Presenta a un Dios que en vez de que lo busquen, antes bien, va él primero a buscar a quien ha caído o se ha perdido. También hace referencia a la alegría que genera en el cielo debido a que un pecador se arrepiente y se libera para llegar a ser una nueva persona.

Para los "piadosos" de Israel, no es posible estar junto con el pecador, no merecen la misericordia de Dios; sin embargo, Jesús los critica y no rehúsa el contacto con las personas pecadoras, despreciados por todos.  Es por eso que al comer con ellos, da testimonio público de que la misericordia de Dios no es un mero concepto teológico, sino una realidad. Sus pecados les son perdonados,  estaban perdidos y han sido hallados por Dios. Ellos comprenden que Dios les ama y acepta a los miserables y pecadores y les otorga su amor y misericordia, abriendo de esta manera, la puerta a una nueva aventura: la vida en plenitud. Los "justos" son rechazados porque fundamentan su justicia en la Ley y confían en sus propias obras (Mt. 21:31).

Finalmente, Jesús vio la fe de aquellos que se le acercaron y por esa fe tuvo compasión, misericordia de ellos (Mc. 7:24-30; 9:22s). La lección que podemos aprender de estas parábolas es que la misericordia de Dios se extiende a todos sin excepción alguna; para quien la acepte, habrá gozo y alegría. Pero para quienes la rechazan habrán puesto una barrera, excluyéndose de la alegría y gozo de la salvación.

Que el Señor nos fortalezca en la fe para seguir mereciendo su perfecto amor y misericordia. Amén.




Oraciones (Varias)



Delante del Santísimo Sacramento
Te adoro, Creador y Señor, oculto en el Santísimo Sacramento. Te adoro por todas las obras de tus manos, en las cuales se me revela tanta sabiduría, bondad y misericordia. Oh Señor, has esparcido tanta belleza sobre la tierra y ella me habla de tu belleza, aunque es sólo un pálido reflejo de ti, Belleza incomprensible. Y aunque te has escondido y ocultado, y has ocultado tu belleza, mi ojo iluminado por la fe, llega hasta ti y mi alma reconoce a su Creador, a su bien supremo y mi corazón se sumerge completamente en una plegaria de adoración (1692).
Mi Creador y Señor, tu bondad me animó a conversar contigo. Tu misericordia hace que desaparezca el abismo que separa al Creador de la criatura. Hablar contigo, oh Señor, es el deleite de mi corazón. En ti encuentro todo lo que mi corazón puede desear. Aquí tu luz ilumina mi mente permitiéndole conocerte cada vez más profundamente. Aquí los torrentes de las gracias fluyen sobre mi corazón, aquí mi alma obtiene la vida eterna. Oh mi Creador y Señor, además de ofrecerme estos dones, tú mismo te entregas a mí y te unes íntimamente a tu criatura. Aquí nuestros corazones se entienden sin buscar palabras; aquí nadie es capaz de interrumpir nuestra conversación. Su tema es nuestro secreto que otras criaturas desconocerán (...) Son los perdones secretos que conocemos sólo Jesús y yo, es el misterio de su misericordia que abraza a cada alma individualmente. Por esta inconcebible bondad tuya, te adoro, Creador y Señor, con todo mi corazón y toda mi alma. Esta adoración mía es muy miserable y pequeña, no obstante estoy serena, porque sé que tú sabes que ella es sincera aunque tan imperfecta (1692).

Oración de acción de gracias
Oh Jesús, Dios eterno, te doy gracias por tus innumerable gracias y bendiciones. Que cada latido de mi corazón sea un himno nuevo de agradecimiento a ti, oh Dios. Que cada gota de mi sangre circule para ti, Señor. Mi alma es todo un himno de adoración a tu misericordia. Te amo, Dios, por ti mismo (1794).

Para alcanzar la Divina Misericordia para el mundo entero
Oh Dios de gran misericordia, Bondad infinita, hoy toda la humanidad clama desde el abismo de su miseria a tu misericordia, a tu compasión, Oh Dios, y grita con la potente voz de la miseria. Oh Dios indulgente, no rechaces la oración de los desterrados de esta tierra. Oh Señor, Bondad inconcebible que conocer perfectamente nuestra miseria y sabes que por nuestras propias fuerzas no podemos ascender hasta ti, te imploramos anticípanos tu gracia y multiplica incesantemente tu misericordia en nosotros, para que cumplamos fielmente tu santa voluntad a lo largo de nuestras vidas y en la hora de la muerte. Que la omnipotencia de tu misericordia nos proteja de las flechas de los enemigos de nuestra salvación para que con confianza, como tus hijos, esperemos tu última venida, ese día que conoces sólo tú. Y, a pesar de toda nuestra miseria, esperamos recibir todo lo que Jesús nos ha prometido, porque Jesús es nuestra esperanza: a través de su Corazón misericordioso, como a través de una puerta abierta, entramos en el cielo (1570).

Por la santa Iglesia y por los sacerdotes
Oh Jesús mío, te ruego por toda la Iglesia: concédele el amor y la luz de tu Espíritu y da poder a las palabras de los sacerdotes para que los corazones endurecidos se ablanden y vuelvan a ti, Señor. 
Señor, danos sacerdotes santos; tu mismo consérvalos en la santidad. Oh Divino y Sumo Sacerdote, que el poder de tu misericordia los acompañe en todas partes y los proteja de las trampas y asechanzas del demonio, que están siendo tendidas incesantemente para las almas de los sacerdotes. Que el poder de tu misericordia, oh Señor, destruya y haga fracasar lo que pueda empañar la santidad de los sacerdotes, ya que tú lo puedes todo (1052).

Oh mi amadísimo Jesús, te ruego por el triunfo de la Iglesia, por la bendición para el Santo Padre y todo el clero, por la gracia de la conversión de los pecadores empedernidos. Te pido, Jesús, una bendición especial y luz para los sacerdotes ante los cuales me confesaré durante toda mi vida (240).

Oración por la Patria
Jesús misericordiosísimo, te pido por la intercesión de tus santos y, especialmente, por la intercesión de tu amadísima Madre que te crió desde la niñez, bendice a mi Patria. Te ruego, Jesús, no mires nuestros pecados, sino las lágrimas de los niños pequeños, el hambre y el frío que ellos sufren. Jesús, en nombre de estos inocentes, concédeme la gracia que te pido para mi Patria (286).

Oración para alcanzar el amor de Dios
Dulcísimo Jesús, incendia mi amor por ti y transfórmame en ti. Divinízame para que mis obras te sean agradables. Que esto pueda ser obtenido por el poder de la santa Comunión que recibo diariamente (1289).

Oración para obtener una comprensión de Dios
Jesús, dame la inteligencia, una gran inteligencia sólo para que pueda conocerte mejor; porque cuanto más te conozca, tanto más ardientemente te amaré. Jesús, te pido una inteligencia poderosa para que pueda comprender las cosas divinas y elevadas. Jesús, dame una gran inteligencia con la que llegaré a conocer tu esencia Divina y tu vida interior, trinitaria. Capacita mi mente con tu gracia especial. Aunque yo sé de la capacitación por la gracia que me concede la Iglesia, no obstante existe un gran tesoro de gracias que tú, Señor, conceder cuanto te lo pedimos. Y si mi súplica no te agrada, te pido que no me des inclinación a tal oración (1474).

Actos de confianza
Oh Dios mío, mi única esperanza, en ti he puesto toda mi confianza y sé que no me desilusionaré (317).
***
Conozco toda la omnipotencia de tu misericordia y confío en que me darás todo lo que necesita tu débil niña (898).
***
Oh Jesús, escondido en el Santísimo Sacramento, mi único Amor y Misericordia, te encomiendo todas las necesidades de mi alma y de mi cuerpo. Tú puedes ayudarme porque eres la misericordia misma; en ti toda mi esperanza (1751).

Oración de confianza
Acudo a tu misericordia, Dios compasivo, ya que sólo tú eres bondad. Aunque mi miseria es grande y mis ofensas numerosas, confío en tu misericordia porque eres Dios de misericordia y desde tiempo inmemorial nunca se ha oído, ni el cielo ni la tierra recuerdan que un alma confiada en tu misericordia, haya quedado decepcionada.
Oh Dios de piedad, sólo tú puedes justificarme y jamás me rechazarás cuando yo, arrepentida, me acerque a tu Corazón misericordioso del cual nadie ha sido rechazado jamás, aunque haya sido el pecador más grande (1730).

Oración para alcanzar la gracia de ejercitar misericordia hacia el prójimo
Deseo transformarme en tu misericordia y ser un vivo reflejo de ti, oh Señor. Que este más grande atributo de Dios, es decir su insondable misericordia, pase a través de mi corazón y mi alma al prójimo. Ayúdame Señor, a que mis ojos sean misericordiosos para que yo jamás sospeche o juzgue según las apariencias, sino que busque lo bello en el alma de mi prójimo y acuda a ayudarle. 
Ayúdame Señor, a que mis oídos sean misericordiosos para que tome en cuenta las necesidades de mi prójimo y no sea indiferente a sus penas y gemidos. 
Ayúdame Señor, a que mi lengua sea misericordiosa para que jamás critique a mi prójimo sino que tenga una palabra de consuelo y de perdón para todos. 
Ayúdame Señor, a que mis manos sean misericordiosas y llenas de buenas obras para que sepa hacer sólo el bien a mi prójimo y cargar sobre mí las tareas más difíciles y penosas. 
Ayúdame Señor, a que mis pies sean misericordiosos para que siempre me apresure a socorrer a mi prójimo, dominando mi propia fatiga y mi cansancio. Mi reposo verdadero está en el servicio a mi prójimo. 
Ayúdame Señor, a que mi corazón sea misericordioso para que yo sienta todos los sufrimientos de mi prójimo. A nadie le rehusaré mi corazón. Seré sincera incluso con aquellos de los cuales sé que abusarán de mi bondad. Y yo misma me encerraré en el misericordiosísimo Corazón de Jesús. Soportaré mis propios sufrimientos en silencio. Que tu misericordia, oh Señor, repose dentro de mí. 
Jesús mío, transfórmame en ti porque tú lo puedes todo (163).


Oración por los pecadores
Oh Dios de gran misericordia, que te dignaste enviarnos a tu Hijo Unigénito como el mayor testimonio de tu insondable amor y misericordia, tú no rechazas a los pecadores sino que también a ellos has abierto el tesoro de tu infinita misericordia, del que pueden recoger en abundancia tanto la justificación como toda santidad a la que un alma puede llegar. Padre de gran misericordia, deseo que todos los corazones se dirijan con confianza a tu infinita misericordia. Nadie podrá justificarse ante ti si no va acompañado por la insondable misericordia tuya. Cuando nos reveles el misterio de tu misericordia, la eternidad no bastará para agradecerte por ella debidamente (1122). 
*** 

Oh Jesús, qué pena me dan los pobres pecadores. Oh Jesús, concédeles el arrepentimiento y la contrición. Acuérdate de tu dolorosa pasión. Conozco tu infinita misericordia, no puedo soportar que perezca el alma que tanto te costó. Oh Jesús, dame las almas de los pecadores. Que tu misericordia descanse en ellas; quítame todo, pero dame las almas. Deseo convertirme en hostia expiatoria por los pecadores. Que el cuerpo esconda mi sacrificio, ya que tú también escondes tu
santísimo Corazón en la Hostia, a pesar de ser una inmolación viva. Transfórmame en ti, oh Jesús, para que sea una víctima viva y agradable a ti. Deseo satisfacerte por los pecadores en cada momento (...) Oh Creador mío y Padre de gran misericordia, confío en ti porque eres la bondad misma (908).


En el sufrimiento
Oh Hostia viva, sostenme en este destierro para que pueda seguir fielmente las huellas del Salvador. No te pido, oh Señor, que me bajes de la cruz sino que me permitas perseverar en ella. Deseo ser extendida en la cruz como tú, Jesús. Deseo experimentar todos los tormentos y dolores que tú sufriste; deseo beber el cáliz de la amargura hasta el fondo (1484).
***
Oh mi Jesús, dame fuerza para soportar los sufrimientos y para que mi boca no se tuerza cuando bebo el cáliz de la amargura. Ayúdame tú mismo para que mi sacrificio te sea agradable: que no lo profane mi amor propia. Que te alabe, oh Señor, todo lo que hay dentro de mí: la miseria y la fuerza (1740).

Oraciones en la hora de la Misericordia
Oh Sangre y Agua que brotaste del Santísimo Corazón de Jesús como fuente de misericordia para nosotros - en vos confío (187).
***
Oh Jesús, te entregaste por nosotros a tan asombrosa pasión únicamente por amor. La justicia de tu Padre habría sido expiada con un solo suspiro tuyo y todos tus anonadamientos son actos de tu misericordia y tu inconcebible amor (...) Cuando estabas muriendo en la cruz, en aquel momento nos donaste tu vida eterna, al haber permitido abrir tu sacratísimo costado nos abriste una inagotable fuente de tu misericordia; nos ofreciste lo más valioso que tenías, es decir, la sangre y el agua de tu Corazón. He aquí la omnipotencia de tu misericordia, de ella toda gracia fluye a nosotros (1447).
***
Oh Jesús, Verdad eterna, Vida nuestra, te suplico y mendigo tu misericordia para los pobres pecadores. Dulcísimo Corazón de mi Señor, lleno de piedad y de misericordia insondable, te suplico por los pobres pecadores. Oh sacratísimo Corazón, fuente de misericordia de donde brotan rayos de gracias inconcebibles sobre toda la raza humana. Te suplico luz para los pobres pecadores. Oh Jesús, recuerda tu amarga pasión y no permitas que se pierdan las almas redimidas con tan preciosísima, santísima sangre tuya. Oh Jesús, cuando considero el alto precio de tu sangre, me regocijo en su inmensidad porque una sola gota habría bastado para salvar a todos los pecadores (...) Oh, qué alegría arde en mi corazón cuando contemplo tu bondad inconcebible, oh Jesús mío. Deseo traer a todos los pecadores a tus pies para que glorifiquen tu misericordia por los siglos de los siglos (72). 

***

Oh Jesús extendido sobre la cruz, te ruego concédeme la gracia de cumplir fielmente con la santísima voluntad de tu Padre en todas las cosas, siempre y en todo lugar. Y cuando esta voluntad me parezca pesada y difícil de cumplir, es entonces que te ruego, Jesús, que de tus heridas fluyan sobre mí fuerza y fortaleza y que mis labios repitan constantemente: hágase tu voluntad, Señor.
Oh Salvador del mundo, Amante de la salvación humana que entre terribles tormentos y dolor, te olvidaste de ti mismo para pensar únicamente en la salvación de las almas. Compasivísimo Jesús, concédeme la gracia de olvidarme de mí misma para que pueda vivir totalmente por las almas, ayudándote en la obra de salvación, según la santísima voluntad de tu Padre (1265).
***
Expiraste, Jesús, pero la fuente de vida brotó para las almas y se abrió el mar de misericordia para el mundo entero. Oh fuente de vida, insondable misericordia de Dios, abarca el mundo entero y derrámate sobre nosotros (1319). 

domingo, 20 de diciembre de 2015

Alabanza A La Divina Misericordia


El Amor de Dios es la flor; La Misericordia el fruto. Que el alma titubeante lea estas consideraciones sobre la Misericordia Divina y recobre la confianza.
1-Misericordia Divina, que brotas del seno del Padre, en Ti confío.

2-Misericordia Divina, supremo atributo de Dios, en Ti confío.
3-Misericordia Divina, misterio incomprensible, en Ti confío.
4-Misericordia Divina, fuente que brota del misterio de la Santísima Trinidad, en Ti confío.
5-Misericordia Divina, humano o angélico, en Ti confío.
6-Misericordia Divina, de donde brotan vida y felicidad, en Ti confío.
7-Misericordia Divina, más sublime que los cielos, en Ti confío.
8-Misericordia Divina, manantial de milagros y maravillas, en Ti confío.
9-Misericordia Divina, abrazando todo el universo, en Ti confío.
10-Misericordia Divina, que bajas a la tierra en la Persona del Verbo Encamado, en Ti confío.
11-Misericordia Divina, que manaste de la herida abierta en el Corazón de Jesús, en Ti confío.
12-Misericordia Divina, enclaustrada en el Corazón por nosotros, y especialmente por los pecadores, en Ti confío.
13-Misericordia Divina, insondable en la institución de la Sagrada Hostia, en Ti confío.
14-Misericordia Divina, que fundaste la Santa Iglesia, en Ti confío.
15-Misericordia Divina, presente en el Sacramento del Santo Bautismo, en Ti confío.
16-Misericordia Divina, en la justificación de nosotros por Jesucristo, en Ti confío.
17-Misericordia Divina, que nos acompañas a lo largo de la vida, en Ti confío.
18-Misericordia Divina, que nos abrazas, especialmente a la hora de la muerte, en Ti confío.
19-Misericordia Divina, por quien recibimos el don de la inmortalidad, en Ti confío.
20-Misericordia Divina, siempre a nuestro lado en cada instante de nuestra vida, en Ti confío.
21-Misericordia Divina, escudo protector de las llamas infernales, en Ti confío.
22-Misericordia Divina, por quien se convierte el pecador empedernido, en Ti confío.
23-Misericordia Divina, que dejas atónitos a los ángeles; inasequible también a los santos, en Ti confío.
24-Misericordia Divina, insondable en todos los misterios de Dios, en Ti confío.
25-Misericordia Divina, que nos rescatas de toda miseria, en Ti confío.
26-Misericordia Divina, manantial de felicidad y gozo, en Ti confío.
27-Misericordia Divina, que de la nada nos trajiste a la existencia, en Ti confío.
28-Misericordia Divina, que rodeas con Tus brazos toda obra de Sus manos, en Ti confío.
29-Misericordia Divina, que presides toda la obra de Dios, en Ti confío.
30-Misericordia Divina, en la que estamos todos sumergidos, en Ti confío.
31-Misericordia Divina, dulce consuelo de los corazones angustiados, en Ti confío.
32-Misericordia Divina, única esperanza de los desesperados, en Ti confío.
33-Misericordia Divina, remanso de corazones, paz en la turbulencia, en Ti confío.
34-Misericordia Divina, gozo y éxtasis de las almas santas, en Ti confío.
35-Misericordia Divina, esperanza renovada, perdida ya toda esperanza, en Ti confío.


Dios Eterno, en quien la misericordia es infinita y el tesoro de compasión inagotable, vuelve a nosotros Tu bondadosa mirada y aumenta Tu misericordia en nosotros para que en los momentos difíciles, no nos desalentemos ni nos desesperemos, sino que, con la máxima confianza, nos sometamos a Tu santa voluntad, que es Amor y Misericordia.
Oh incomprensible e infinita Misericordia Divina, ¿quién podrá adorarte como Te mereces. Eres la dulce esperanza del pecador. Uníos estrellas, mar y tierra en un sólo himno y cantad a coro, con vuestra mejor voz, la misericordia Divina, cuya comprensión no se nos alcanza. 

El Santo Padre Francisco nos invita a adentrarnos en este tiempo tan especial de la reconciliación y el perdón



LA VIDA DE SANTA FAUSTINA KOWALSKA




Santa Faustina nació en el año 1905 en la aldea de Glogowiec, cerca de Lodz, como la tercera de diez hermanos en la familia de Kowalska. Desde pequeña se destacó por el amor a la oración, laboriosidad, obediencia y sensibilidad ante la pobreza humana. Su educación escolar duró apenas tres años. Al cumplir 16 años abandonó la casa familiar para trabajar de empleada doméstica en casas de familias acomodadas. A los 20 años entró en la Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia, donde – como Santa María Faustina – vivió 13 años cumpliendo los deberes de cocinera, jardinera y portera.
Su vida, aparentemente ordinaria, monótona y gris, se caracterizó por la extraordinaria profundidad de su unión con Dios. Desde niña había deseado ser una gran santa y, en consecuencia, caminó hacia este fin colaborando con Jesús en la obra de salvar a las almas perdidas, hasta ofrecerse como sacrificio por los pecadores. Los años de su vida conventual estuvieron marcados, pues, por el estigma del sufrimiento y las extraordinarias gracias místicas.
La misión de Santa Faustina consiste en 3 tareas:
– Acercar y proclamar al mundo la verdad revelada en la Sagrada Escritura sobre el amor misericordioso de Dios a cada persona.
– Alcanzar la misericordia de Dios para el mundo entero, y especialmente para los pecadores, por ejemplo a través de la práctica de las nuevas formas de culto a la Divina Misericordia, presentadas por el Señor Jesús: la imagen de la Divina Misericordia con la inscripción: Jesús, en ti confío, la fiesta de la Divina Misericordia, el primer domingo después de la Pascua de Resurrección, la coronilla a la Divina Misericordia y la oración a la hora de la Misericordia (las tres de la tarde). A estas formas de la devoción y a la propagación del culto a la Divina Misericordia el Señor Jesús vinculó grandes promesas bajo la condición de confiar en Dios y practicar el amor activo hacia el prójimo.

Santa Faustina - D. 1052 

oración del Papa Francisco para el Jubileo de la Misericordia



Señor Jesucristo,
tú nos has enseñado a ser misericordiosos como el Padre del cielo, y nos has dicho que quien te ve, lo ve también a Él. Muéstranos tu rostro y obtendremos la salvación.

Tu mirada llena de amor liberó a Zaqueo y a Mateo de la esclavitud del dinero; a la adúltera y a la Magdalena de buscar la felicidad solamente en una creatura; hizo llorar a Pedro luego de la traición, y aseguró el Paraíso al ladrón arrepentido. Haz que cada uno de nosotros escuche como propia la palabra que dijiste a la samaritana: ¡Si conocieras el don de Dios!
Tú eres el rostro visible del Padre invisible, del Dios que manifiesta su omnipotencia sobre todo con el perdón y la misericordia: haz que, en el mundo, la Iglesia sea el rostro visible de Ti, su Señor, resucitado y glorioso.
Tú has querido que también tus ministros fueran revestidos de debilidad para que sientan sincera compasión por los que se encuentran en la ignorancia o en el error: haz que quien se acerque a uno de ellos se sienta esperado, amado y perdonado por Dios.
Manda tu Espíritu y conságranos a todos con su unción para que el Jubileo de la Misericordia sea un año de gracia del Señor y tu Iglesia pueda, con renovado entusiasmo, llevar la Buena Nueva a los pobres proclamar la libertad a los prisioneros y oprimidos y restituir la vista a los ciegos.
Te lo pedimos por intercesión de María, Madre de la Misericordia, a ti que vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos.
Amén.

sábado, 19 de diciembre de 2015

CORONILLA DE LA DIVINA MISERICORDIA
                               (Se utiliza un rosario común de cinco decenas) 




                                                                                                 
1. Comenzar con un Padre Nuestro, Avemaría, y Credo.

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén. 

Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita Tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. 

Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, La Santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida
eterna. Amén. 

2. Al comenzar cada decena (cuentas grandes del Padre Nuestro) decir:

Padre Eterno, Te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero.

3. En las cuentas pequeñas del Ave María:

Por Su dolorosa Pasión,
ten misericordia de nosotros
y del mundo entero.


4. Al finalizar las cinco decenas de la coronilla se repite tres
veces:


Santo Dios, Santo Fuerte, 
Santo Inmortal, ten piedad de 
nosotros y del mundo entero.

LA MISERICORDIA DE DIOS ES PARA TODOS




En este relato del evangelio vemos a Jesús rodeado de publicanos y pecadores que se acercaban para oírle, es una muy particular que muy pocas se daba en la sociedad judía. Los publicanos y pecadores no podían acercarse a ningún maestro de la Ley. De ahí que cause preocupación entre los fariseos y escribas este hecho. No pueden ocultar su enojo que llegan a murmurar entre ellos, en actitud de condena el hecho de que esta clase de gente se reúna con Jesús, hasta el punto de comer con ellos. Para los fariseos y escribas los publicanos y pecadores eran personas no instruidas en la Ley y de mala fama, por lo tanto no merecían ninguna atención.

Sin embargo, Jesús quiere enseñarles a esos fariseos y escribas, piadosos de por sí, que la misericordia de Dios es para todos, sin ninguna distinción, no es exclusiva de nadie, sólo de Dios. Él no hace acepción de personas como lo han hecho estos religiosos, celosos de la Ley. Jesús en todo su ministerio público, llama a Dios, Padre, para demostrar que es un Padre bondadoso de todas las criaturas (Mt. 5:45). Por otro lado, con sus palabras y hechos, asegura a todos los que va encontrando en su camino, el perdón de sus pecados, si creen en Él. Es el anuncio más contundente de la presencia de Dios misericordioso que perdona los pecados a cualquier persona que desea hacerlo, libera al ser humano del lastre de la esclavitud del pecado (Lc. 15). Por el contrario en las Escrituras hay una llamada de atención acerca de burlarse del pobre, ya que Jehová será su esperanza (Sal. 14:6). Para lograr tal fin hace referencia a dos parábolas: la oveja perdida y la moneda perdida.

Jesús con estas dos parábolas quiere dar a conocer que la misericordia y la gracia de Dios está al alcance de todos y que Dios ha venido a buscar lo que se había perdido. De ahí que defiende su predicación acerca de la misericordia divina contra los ataques de los "piadosos". Presenta a un Dios que en vez de que lo busquen, antes bien, va él primero a buscar a quien ha caído o se ha perdido. También hace referencia a la alegría que genera en el cielo debido a que un pecador se arrepiente y se libera para llegar a ser una nueva persona.

Para los "piadosos" de Israel, no es posible estar junto con el pecador, no merecen la misericordia de Dios; sin embargo, Jesús los critica y no rehúsa el contacto con las personas pecadoras, despreciados por todos.  Es por eso que al comer con ellos, da testimonio público de que la misericordia de Dios no es un mero concepto teológico, sino una realidad. Sus pecados les son perdonados,  estaban perdidos y han sido hallados por Dios. Ellos comprenden que Dios les ama y acepta a los miserables y pecadores y les otorga su amor y misericordia, abriendo de esta manera, la puerta a una nueva aventura: la vida en plenitud. Los "justos" son rechazados porque fundamentan su justicia en la Ley y confían en sus propias obras (Mt. 21:31).

Finalmente, Jesús vio la fe de aquellos que se le acercaron y por esa fe tuvo compasión, misericordia de ellos (Mc. 7:24-30; 9:22s). La lección que podemos aprender de estas parábolas es que la misericordia de Dios se extiende a todos sin excepción alguna; para quien la acepte, habrá gozo y alegría. Pero para quienes la rechazan habrán puesto una barrera, excluyéndose de la alegría y gozo de la salvación.

Que el Señor nos fortalezca en la fe para seguir mereciendo su perfecto amor y misericordia. Amén.



                              DIVINA MISERICORDIA (Origen)                                                                                            


 


Nuestro Señor se apareció a Sor María Faustina, religiosa de la Congregación de las Hermanas de la Caridad de la Madre de Dios (Magdalenas), desde 1931 a 1938, en Plock (Polonia). y le ordenó: "Pinta una imagen que de Mi, según la visión que de Mí tienes, con la inscripción: ¡JESÚS, EN TI CONFÍO !"
"Los rayos del cuadro representan la Sangre y el agua que brotaron del fondo de Mi Misericordia, cuando Mi Corazón, agonizante, fue abierto por la lanza en la Cruz. Los rayos pálidos simbolizan el Agua, que purifica el alma, y los rayos rojos representan la Sangre, que es la vida del alma. Estos rayos protegen al alma de la Ira de MI Padre. Feliz el que viva bajo su sombra, porque la mano de la justicia de Dios nunca le alcanzará". Palabras de Nuestro Señor a Sor María Faustina.
El Salvador pide que los hombres recurran a Su Misericordia y la invoquen antes que les alcance la justicia. "Escribe-dice el Señor a sor María Faustina-: Antes de que yo venga como Justo Juez, abro de par en par las puertas de Mi Misericordia, pero el que no quiera entrar por las puertas de Mi Misericordia tendrá que pasar por las puertas de Mi Justicia". Muchas veces, durante sus apariciones el Señor dio a conocer a Sor María Faustina los enormes pecados de la Humanidad. Asustada, ella le preguntaba al Señor cómo podía tolerar tan terribles ofensas. El Señor le contestó: "Para castigar, tengo Yo la eternidad; ahora Yo prolongo a los hombres el tiempo de Mi Misericordia; pero ¡ay! de ellos sí no conocen esta gracia... Tú, Secretaria de Mi Misericordia, tienes la obligación, no solamente de escribirla y predicarla, sino que debes también implorar esta gracia para los hombres, para que glorifiquen Mi Misericordia".

A este respecto, el 27 de febrero de 1948, la Radio Papal del Vaticano anunció en un programa especial, una noticia relativa a Sor María Faustina como "Apóstol de la Misericordia Divina", concluyendo con las palabras: "Cristo exhorta al mundo, que se encuentra al borde del abismo, que la única salvación la encontrará en echarse en los brazos de la Divina Misericordia, que dará a toda la Humanidad felicidad verdadera, orden y paz permanentes".